Nombre: Beren (nombre de nacimiento). Arkaitz (nombre actual)
Género: Masculino
Raza: humano
Clase: Pícaro
Especialización: Asesino
Ocupación: Mercenario
Orientación sexual: Pansexual
Religión: Completo devoto del poderoso señor Oro, es decir, al dinero.
Descripción física:
Ojos: Expresivos de un peculiar tono celeste con un ligero toque violeta.
Piel: Tez clara pecosa y curtida con varias cicatrices esparcidas por su cuerpo.
Altura: 1,90
Cabello: Pelirrojo oscuro con ligeras ondas
De aspecto afable, alto y fornido posee una complexión atlética y fuerte estructura por su entrenamiento como guarda gris.
En su cuerpo lleva marcadas multitud de cicatrices de viejas enfrentas y algunos encuentros “amorosos”, que esconde bajo sus ropas siendo la única visible la que tiene sobre la ceja superior izquierda.
Lleva el cabello pelirrojo semi corto y revuelto que recoge en una coleta alta sin demasiado cuidado complementandolo con una barba incipiente de tres días.
No suele vestir ropas ostentosas. Cuando batalla viste una armadura de cuero curado, cargando siempre con dos dagas a su espalda, una bolsa pernera con varios frascos de venenos, hierbas y antídotos y el amuleto del juramento de los guardas grises. Cuando no está en el campo de batalla gusta de usar de ropas más austeras y sencillas huyendo de las grandes galas de los nobles que considera incómodas y nada útiles.
Personalidad:
La naturaleza de Arkaitz, como la de muchos thedanos, ha sido afectada grandemente las ruinas y las guerras.
Como buen asesino tiene una doble personalidad, una cara al público y una más verdadera.
Aparentemente de personalidad campechana, simpática y abierta. Un hedonista confeso y espíritu libre.Caballeroso, apasionado y de fuerte temperamento pudiendo parecer una persona simple que no se toma nada enserio. Sin embargo esto no es más que una fachada, pues, aunque no te des cuenta, te está analizando a fondo, buscando cualquier mínima información sobre ti y tu entorno que pueda serle útil más adelante.
Verdaderamente es una persona recelosa y desconfiada. Mentiroso compulsivo con gran labia, lo más probable que más de la dos terceras partes que te diga no sea cierta, y la otra tercera tampoco lo sea. A falta de una historia previa, le gusta inventarse mil pasados.
No cree en dioses ni profesa lealtad a ningún señor. Si tienes una buena bolsa de oro, es tu chico.
No puede evitar una pelea si se le provoca desbordando emoción infantil ante la batalla.
Pese a que le tiene pánico al compromiso dicen que estuvo enamorado en su juventud de la hija de su señor. Y aunque no lo recuerda, no puede evitar sentir un extraño sentimiento y extraño calor en el pecho, al oír hablar de la Reina Cousland.
Y aunque no recuerda quién es ni de dónde viene siempre dice preferir no averiguarlo. Porque si algo no es recordado es porque no valía la pena de serlo. Y lo importante no es lo ya vivido sino lo que queda por vivir.
Armas:
Es un especialista asesino de la doble hoja, siendo su arma favorita a la hora de combatir un par de dagas que suele embadurnar de diferentes venenos.
No obstante, como pícaro también puede hacer uso de una gran variedad de armas de cuerpo a cuerpo tales como armas de puño, mazos de una mano, espadas de una mano, arcos y hachas de una mano.
Habilidades:
Resistente, escurridizo y rápido al hacer daño. Prefiere la emboscada a la confrontación frente a frente siendo un maestro del sigilo y los venenos. Tiene una una increíble cantidad de venenos que hacen daño u otorgan algún beneficio para él o su grupo. Sobrepone la supervivencia al honor en una pelea. Puede que no sea tan fuerte como un qunari pero mejor que no dejes que te pique con su daga o será lo último que cuentes.
Digamos que en su caso puede doblegar un poco las reglas acerca de lo que se considera una pelea “justa” gracias a sus habilidades de sigilo, interrupción y aturdimiento. Pasa entre los enemigos sin ser visto, los ataca desde las sombras, costandole muy poco mantenerlos a quietos y aturdidos en el lugar y luego escapa del combate en un parpadeo.
Puede forzar cerraduras sencillas y aunque no es un especialista en trampas puede detectarlas y desactivar las básicas. Y también como ex guarda gris puede detectar la presencia de engendros tenebrosos.
Posee una persuación muy alta. Se dice capaz de convencer a un qunari de ser un elfo.
También tiene una cachorro de perro de guerra mabari llamado Nox, que aunque no es un arma propiamente dicha es tratada su raza como tal por muchos thedanos.
Gustos:
-Beber, pelear y la buena comida.
-Retozar con mujeres lindas, muchachos atractivos y por general cualquier ser apetecible.
-Los mabaris. Tal vez las únicas criaturas en las que en verdad confia.
-Le encanta la música y se le da bien cantar.
Disgustos:
-Las recurrentes pesadillas que sufre con más asiduidad desde que siente la llamada más cercana.
-Una taberna sin cerveza
-Los maridos y esposas celosos.
-Los que maltratan a los mabaris.
-Pese a que lo niegue, no saber quien es.
-Los fanáticos religiosos.
-Las pérdidas, motivo por el cual le impide entregarse a nadie totalmente.
Historia:
Beren vivía con su padre en el castillo de los Cousland. Su padre era el encargado de las perreras y pese a ser un simple perrero siempre fue tratado con respeto por los señores de dicho castillo. Sin ir más lejos, él mismo había entablado amistad con los hijos del Teyrin. Pese a que eran niños nobles se convirtieron en sus compañeros de juego. Aprendió a leer por Sylvia y sus primeros “estoques” gracias a Fergus jurando en su inocencia proteger a su señora de cualquier peligro. Los años fueron pasando y los niños crecieron.
Esa amistad que sentía por la menor de los cousland fue mutando en un profundo cariño. Un sentimiento del cual se burlaban sus amigos plebeyos ya que él no era más que el hijo de un perrero y la señorita Cousland una dama de alta cuna destinada a ser la esposa de un señor de gran linaje. Sin embargo esto no le desalentó, pues pese a todo era su amiga y no podría ser un digno marido, se encargaría de protegerla de cualquier peligro.
El entrenamiento en lucha que antes era un juego se lo tomó mucho más en serio, entrenando duramente mejorando sus habilidades. Todavía estaba bastante verde en el arte del combate pero entrenaba cuanto podía con Fergus y la misma Sylvia, que también era una guerrera formidable.
Todo era idílico y pacífico hasta que los rumores de la ruina dejaron de serlo. Campesinos huían y en su paso por la ciudad dejaban historias terribles de muertos que se levantaban para castigar a los hombres infieles. Fergus había marchado ya para hacer frente a estos y dentro de nada se uniría su padre a las líneas defensivas.
Pero el fin de todo fue cuando no un ejército de engendros tenebrosos atacó su hogar, sino el de uno de los supuestos aliados de su señor, el ejercito de Rendon Howe. Las campanas de la ciudad tañían si parar y se oía el grito desesperado de la gente. Pese a sus protestas y su fuerte oposición a abandonar a su padre y a la familia Cousland, su progenitor le obligó a marcharse negándose a perder a su único hijo y queriendo poner a este a salvo. Sin embargo, y desobedeciendo las órdenes de su padre, alentado por su pasión e ignorancia, tomó un par de dagas y salió a combatir llegando con dificultad a las perreras.
Aquello fue una masacre. La ciudad apenas protegida por unos pocos hombres no tardó en caer en manos enemigas. Nada pudieron hacer, nada pudo hacer. Su ciudad invadida, su padre y señores caídos, sus amigos desaparecidos. Nada tenía ni le quedaba. Pues no pensaba servir ni jurar lealtad a un traidor asesino.
Dejando lo poco que le quedaba atrás marchó de Pináculo. Malviviendo en las calles sin alimentos por la cantidad de refugiados que huían de la ruina y sin posibilidad de conseguir un trabajo digno se vió forzado a aprender el arte de “las manos rápidas” ganando algo de oro de bolsas ajenas y peleas clandestinas.
El problema surgió cuando sus manos no fueron lo suficiente ligeras y fue atrapado en plena faena intentando hacerse con la bolsa de un templario. La víctima furiosa iba a cortarle sus manos cuando un guarda gris, que siguió sus combates callejeros y vió algo en él, intervino y reclamó al joven para la guardia. Y así fue como se unió a la guardia gris. Pasó a encargarse del adiestramiento de los mabaris y a su vez el mismo por sus hermanos de guardia era entrenado en combate, mejorando considerablemente su destreza marcial. Esta gente, que le acogió sin condición, rápidamente se convirtieron en su nueva familia. Y cuan mayor fue su alegría al enterarse que la señorita Cousland estaba viva y tambíen era miembro de esta orden. Pronto la volvería a ver pues todos los guardas habían sido convocados por el rey Cailan en Ostagar. Pero la traición nuevamente volvería a su destino, y antes de que pudiera dar con su señora, a causa de la traición de Loghain, que los abandonó a su suerte, fue su grupo masacrado por ordas de engendros tenebrosos en el asedio a Ostagar. Cientos y cientos de nerófagos se abalanzaban sobre ellos. Sintió miedo, miedo como nunca antes había sentido. Por cada bestia de esas que derribaban aparecían tres. Comandando a los perros de guerra luchó ferozmente hasta que de repente su vista se nubló. Un fuerte golpe en su cabeza le hizo desestabilizarse, un líquido cálido comenzó a fluir por su frente, era su propia sangre y mientras caía en su mente simplemente repetía incesantemente: no quiero morir, no todavía, no todavía.
Sin saber exactamente cuánto tiempo había pasado lo primero que sintió al recobrar la conciencia fue un fuerte dolor agudo en la parte posterior de su cabeza. Llevó su mano inconscientemente a esa zona y abriendo los ojos lentamente lo primero que vió simplemente fue horror. Un campo de cadáveres mutilados se extendía por el horizonte. Algo se rompió dentro de él. No reconoció el lugar, no reconoció el rostro hermano caído a su lado aunque sintió un fuerte pesar y tampoco se reconocía a sí mismo. Tomó una espada corta caída a su lado y caminando sin rumbo , esquivando pequeñas patrullas de genlocks llegó a una pequeña cabaña en el bosque de kokari, donde una anciana, posiblemente una bruja, le recibió. Era incapaz de recordar absolutamente nada, ni siquiera su nombre. La anciana curó sus heridas y pese al horror visto y el olvidado afirmó que era afortunado y que sin duda había “vuelto a nacer”. Y bromeando de la dureza de la cabeza del muchacho, le “bautizó“ como Arkaitz (Roca) y le aconsejo deshacerse de su uniforme de guarda gris y marchar cuanto antes de la espesura.
El joven sin recuerdos y con un amuleto de juramento de guarda gris como único objeto de un pasado borrado marchó a un destino incierto. Aprovechando sus habilidades combativas trabajo para varios señores y jefes como mercenario. Sin nada de lo que sostenerse trato llenar ese vacío suyo con diferentes placeres, tantos los físicos como los de la sangre convirtiéndose con el paso de los años en un experto asesino y mejor amante. Sin embargo, los años no aumentaron sólo sus habilidades combativas sino que también se vieron multiplicadas sus pesadillas. Extraños sueños cada vez más asiduos donde hordas de engendros chillan con sus horribles agudas voces clamando por su señor.
Género: Masculino
Raza: humano
Clase: Pícaro
Especialización: Asesino
Ocupación: Mercenario
Orientación sexual: Pansexual
Religión: Completo devoto del poderoso señor Oro, es decir, al dinero.
Descripción física:
Ojos: Expresivos de un peculiar tono celeste con un ligero toque violeta.
Piel: Tez clara pecosa y curtida con varias cicatrices esparcidas por su cuerpo.
Altura: 1,90
Cabello: Pelirrojo oscuro con ligeras ondas
De aspecto afable, alto y fornido posee una complexión atlética y fuerte estructura por su entrenamiento como guarda gris.
En su cuerpo lleva marcadas multitud de cicatrices de viejas enfrentas y algunos encuentros “amorosos”, que esconde bajo sus ropas siendo la única visible la que tiene sobre la ceja superior izquierda.
Lleva el cabello pelirrojo semi corto y revuelto que recoge en una coleta alta sin demasiado cuidado complementandolo con una barba incipiente de tres días.
No suele vestir ropas ostentosas. Cuando batalla viste una armadura de cuero curado, cargando siempre con dos dagas a su espalda, una bolsa pernera con varios frascos de venenos, hierbas y antídotos y el amuleto del juramento de los guardas grises. Cuando no está en el campo de batalla gusta de usar de ropas más austeras y sencillas huyendo de las grandes galas de los nobles que considera incómodas y nada útiles.
Personalidad:
La naturaleza de Arkaitz, como la de muchos thedanos, ha sido afectada grandemente las ruinas y las guerras.
Como buen asesino tiene una doble personalidad, una cara al público y una más verdadera.
Aparentemente de personalidad campechana, simpática y abierta. Un hedonista confeso y espíritu libre.Caballeroso, apasionado y de fuerte temperamento pudiendo parecer una persona simple que no se toma nada enserio. Sin embargo esto no es más que una fachada, pues, aunque no te des cuenta, te está analizando a fondo, buscando cualquier mínima información sobre ti y tu entorno que pueda serle útil más adelante.
Verdaderamente es una persona recelosa y desconfiada. Mentiroso compulsivo con gran labia, lo más probable que más de la dos terceras partes que te diga no sea cierta, y la otra tercera tampoco lo sea. A falta de una historia previa, le gusta inventarse mil pasados.
No cree en dioses ni profesa lealtad a ningún señor. Si tienes una buena bolsa de oro, es tu chico.
No puede evitar una pelea si se le provoca desbordando emoción infantil ante la batalla.
Pese a que le tiene pánico al compromiso dicen que estuvo enamorado en su juventud de la hija de su señor. Y aunque no lo recuerda, no puede evitar sentir un extraño sentimiento y extraño calor en el pecho, al oír hablar de la Reina Cousland.
Y aunque no recuerda quién es ni de dónde viene siempre dice preferir no averiguarlo. Porque si algo no es recordado es porque no valía la pena de serlo. Y lo importante no es lo ya vivido sino lo que queda por vivir.
Armas:
Es un especialista asesino de la doble hoja, siendo su arma favorita a la hora de combatir un par de dagas que suele embadurnar de diferentes venenos.
No obstante, como pícaro también puede hacer uso de una gran variedad de armas de cuerpo a cuerpo tales como armas de puño, mazos de una mano, espadas de una mano, arcos y hachas de una mano.
Habilidades:
Resistente, escurridizo y rápido al hacer daño. Prefiere la emboscada a la confrontación frente a frente siendo un maestro del sigilo y los venenos. Tiene una una increíble cantidad de venenos que hacen daño u otorgan algún beneficio para él o su grupo. Sobrepone la supervivencia al honor en una pelea. Puede que no sea tan fuerte como un qunari pero mejor que no dejes que te pique con su daga o será lo último que cuentes.
Digamos que en su caso puede doblegar un poco las reglas acerca de lo que se considera una pelea “justa” gracias a sus habilidades de sigilo, interrupción y aturdimiento. Pasa entre los enemigos sin ser visto, los ataca desde las sombras, costandole muy poco mantenerlos a quietos y aturdidos en el lugar y luego escapa del combate en un parpadeo.
Puede forzar cerraduras sencillas y aunque no es un especialista en trampas puede detectarlas y desactivar las básicas. Y también como ex guarda gris puede detectar la presencia de engendros tenebrosos.
Posee una persuación muy alta. Se dice capaz de convencer a un qunari de ser un elfo.
También tiene una cachorro de perro de guerra mabari llamado Nox, que aunque no es un arma propiamente dicha es tratada su raza como tal por muchos thedanos.
-Beber, pelear y la buena comida.
-Retozar con mujeres lindas, muchachos atractivos y por general cualquier ser apetecible.
-Los mabaris. Tal vez las únicas criaturas en las que en verdad confia.
-Le encanta la música y se le da bien cantar.
Disgustos:
-Las recurrentes pesadillas que sufre con más asiduidad desde que siente la llamada más cercana.
-Una taberna sin cerveza
-Los maridos y esposas celosos.
-Los que maltratan a los mabaris.
-Pese a que lo niegue, no saber quien es.
-Los fanáticos religiosos.
-Las pérdidas, motivo por el cual le impide entregarse a nadie totalmente.
Historia:
Beren vivía con su padre en el castillo de los Cousland. Su padre era el encargado de las perreras y pese a ser un simple perrero siempre fue tratado con respeto por los señores de dicho castillo. Sin ir más lejos, él mismo había entablado amistad con los hijos del Teyrin. Pese a que eran niños nobles se convirtieron en sus compañeros de juego. Aprendió a leer por Sylvia y sus primeros “estoques” gracias a Fergus jurando en su inocencia proteger a su señora de cualquier peligro. Los años fueron pasando y los niños crecieron.
Esa amistad que sentía por la menor de los cousland fue mutando en un profundo cariño. Un sentimiento del cual se burlaban sus amigos plebeyos ya que él no era más que el hijo de un perrero y la señorita Cousland una dama de alta cuna destinada a ser la esposa de un señor de gran linaje. Sin embargo esto no le desalentó, pues pese a todo era su amiga y no podría ser un digno marido, se encargaría de protegerla de cualquier peligro.
El entrenamiento en lucha que antes era un juego se lo tomó mucho más en serio, entrenando duramente mejorando sus habilidades. Todavía estaba bastante verde en el arte del combate pero entrenaba cuanto podía con Fergus y la misma Sylvia, que también era una guerrera formidable.
Todo era idílico y pacífico hasta que los rumores de la ruina dejaron de serlo. Campesinos huían y en su paso por la ciudad dejaban historias terribles de muertos que se levantaban para castigar a los hombres infieles. Fergus había marchado ya para hacer frente a estos y dentro de nada se uniría su padre a las líneas defensivas.
Pero el fin de todo fue cuando no un ejército de engendros tenebrosos atacó su hogar, sino el de uno de los supuestos aliados de su señor, el ejercito de Rendon Howe. Las campanas de la ciudad tañían si parar y se oía el grito desesperado de la gente. Pese a sus protestas y su fuerte oposición a abandonar a su padre y a la familia Cousland, su progenitor le obligó a marcharse negándose a perder a su único hijo y queriendo poner a este a salvo. Sin embargo, y desobedeciendo las órdenes de su padre, alentado por su pasión e ignorancia, tomó un par de dagas y salió a combatir llegando con dificultad a las perreras.
Aquello fue una masacre. La ciudad apenas protegida por unos pocos hombres no tardó en caer en manos enemigas. Nada pudieron hacer, nada pudo hacer. Su ciudad invadida, su padre y señores caídos, sus amigos desaparecidos. Nada tenía ni le quedaba. Pues no pensaba servir ni jurar lealtad a un traidor asesino.
Dejando lo poco que le quedaba atrás marchó de Pináculo. Malviviendo en las calles sin alimentos por la cantidad de refugiados que huían de la ruina y sin posibilidad de conseguir un trabajo digno se vió forzado a aprender el arte de “las manos rápidas” ganando algo de oro de bolsas ajenas y peleas clandestinas.
El problema surgió cuando sus manos no fueron lo suficiente ligeras y fue atrapado en plena faena intentando hacerse con la bolsa de un templario. La víctima furiosa iba a cortarle sus manos cuando un guarda gris, que siguió sus combates callejeros y vió algo en él, intervino y reclamó al joven para la guardia. Y así fue como se unió a la guardia gris. Pasó a encargarse del adiestramiento de los mabaris y a su vez el mismo por sus hermanos de guardia era entrenado en combate, mejorando considerablemente su destreza marcial. Esta gente, que le acogió sin condición, rápidamente se convirtieron en su nueva familia. Y cuan mayor fue su alegría al enterarse que la señorita Cousland estaba viva y tambíen era miembro de esta orden. Pronto la volvería a ver pues todos los guardas habían sido convocados por el rey Cailan en Ostagar. Pero la traición nuevamente volvería a su destino, y antes de que pudiera dar con su señora, a causa de la traición de Loghain, que los abandonó a su suerte, fue su grupo masacrado por ordas de engendros tenebrosos en el asedio a Ostagar. Cientos y cientos de nerófagos se abalanzaban sobre ellos. Sintió miedo, miedo como nunca antes había sentido. Por cada bestia de esas que derribaban aparecían tres. Comandando a los perros de guerra luchó ferozmente hasta que de repente su vista se nubló. Un fuerte golpe en su cabeza le hizo desestabilizarse, un líquido cálido comenzó a fluir por su frente, era su propia sangre y mientras caía en su mente simplemente repetía incesantemente: no quiero morir, no todavía, no todavía.
Sin saber exactamente cuánto tiempo había pasado lo primero que sintió al recobrar la conciencia fue un fuerte dolor agudo en la parte posterior de su cabeza. Llevó su mano inconscientemente a esa zona y abriendo los ojos lentamente lo primero que vió simplemente fue horror. Un campo de cadáveres mutilados se extendía por el horizonte. Algo se rompió dentro de él. No reconoció el lugar, no reconoció el rostro hermano caído a su lado aunque sintió un fuerte pesar y tampoco se reconocía a sí mismo. Tomó una espada corta caída a su lado y caminando sin rumbo , esquivando pequeñas patrullas de genlocks llegó a una pequeña cabaña en el bosque de kokari, donde una anciana, posiblemente una bruja, le recibió. Era incapaz de recordar absolutamente nada, ni siquiera su nombre. La anciana curó sus heridas y pese al horror visto y el olvidado afirmó que era afortunado y que sin duda había “vuelto a nacer”. Y bromeando de la dureza de la cabeza del muchacho, le “bautizó“ como Arkaitz (Roca) y le aconsejo deshacerse de su uniforme de guarda gris y marchar cuanto antes de la espesura.
El joven sin recuerdos y con un amuleto de juramento de guarda gris como único objeto de un pasado borrado marchó a un destino incierto. Aprovechando sus habilidades combativas trabajo para varios señores y jefes como mercenario. Sin nada de lo que sostenerse trato llenar ese vacío suyo con diferentes placeres, tantos los físicos como los de la sangre convirtiéndose con el paso de los años en un experto asesino y mejor amante. Sin embargo, los años no aumentaron sólo sus habilidades combativas sino que también se vieron multiplicadas sus pesadillas. Extraños sueños cada vez más asiduos donde hordas de engendros chillan con sus horribles agudas voces clamando por su señor.