Su perspectiva sobre la conversación con Anders le había quitado un peso de encima, pero cada uno había decidido escoger su camino y no sabía si se volverían a encontrar. El grupo tan unido que antaño fueron y al que le hicieron creer a Fenris que se trataba de una familia, duró solo lo necesario para que el elfo aprendiera a independizarse por sí mismo y no depender tanto de Garrett y su gemela. A la que tampoco había visto, absolutamente todos se había dispersado al viento como las hojas del otoño, aunque aún habían posibilidades de regresar a Kirkwall y arreglar su mansión, que había sufrido algún que otro percance.
Garret se encontraba recogiendo su equipaje o lo poco que quedaba del, ciñó bien las cuerdas que sujetaban el saco de dormir junto al resto de sus neceseres. Era un día soleado y los rayos del sol iluminaban el enorme y apacible castillo, que parecía imperturbable a todo lo sucedido. A pesar de los heridos que aún estaban recuperándose en su interior tras el último ataque y algún que otro gemido podía escucharse en la lejanía.
- No encuentro la diferencia entre los cánticos al Hacedor de haces tres días y los rezos a los muertos de hoy. Están por todas partes...- bufó ligeramente, podía llegar incluso a volverse un poco insoportable, las voces y los susurros no paraban de retumbar entre los altos muros. Los sonidos se mezclaban con los cuervos graznando en el cielo y a esas horas de la mañana parecían estar mas activos. Sobretodo ese día que el correo aéreo no paraba de circular, informando a los familiares sobre los fallecidos y dándoles el pésame. Sus sombras pasaban por encima del y se proyectaban en el suelo como una nube negra e incesante.
Aunque no tuviera su destino muy claro aún, seguro que allá donde fuera una nueva aventura le esperaría. Gruñó un poco al notar un ligero dolor en la cabeza, todavía tenía las vendas del choque que él mismo había sufrido al embestirse contra el árbol.
Su caballo relinchó dándole un toque en el hombro y Garrett le sonrío para tranquilizarlo.
-Tranquilo.
Garret se encontraba recogiendo su equipaje o lo poco que quedaba del, ciñó bien las cuerdas que sujetaban el saco de dormir junto al resto de sus neceseres. Era un día soleado y los rayos del sol iluminaban el enorme y apacible castillo, que parecía imperturbable a todo lo sucedido. A pesar de los heridos que aún estaban recuperándose en su interior tras el último ataque y algún que otro gemido podía escucharse en la lejanía.
- No encuentro la diferencia entre los cánticos al Hacedor de haces tres días y los rezos a los muertos de hoy. Están por todas partes...- bufó ligeramente, podía llegar incluso a volverse un poco insoportable, las voces y los susurros no paraban de retumbar entre los altos muros. Los sonidos se mezclaban con los cuervos graznando en el cielo y a esas horas de la mañana parecían estar mas activos. Sobretodo ese día que el correo aéreo no paraba de circular, informando a los familiares sobre los fallecidos y dándoles el pésame. Sus sombras pasaban por encima del y se proyectaban en el suelo como una nube negra e incesante.
Aunque no tuviera su destino muy claro aún, seguro que allá donde fuera una nueva aventura le esperaría. Gruñó un poco al notar un ligero dolor en la cabeza, todavía tenía las vendas del choque que él mismo había sufrido al embestirse contra el árbol.
Su caballo relinchó dándole un toque en el hombro y Garrett le sonrío para tranquilizarlo.
-Tranquilo.