Se cumplía ya el quinto día del ataque en la fiesta que casi mata a Lavellan y me hayaba moribundo de camino a Feudo Celestial.
Había intentado buscar ayuda en los campamentos de la inquisición repartidos por todo Ferelden, pero en ninguno de ellos me recordaban y me confundían con un vulgar mendigo, así que tube que hacer mas de una parada solo, sin un techo donde dormir bajo la torrencial lluvia que asolaba Ferelden.
La bestia que me acompañaba era bastante mansa, en ningún momento trató de resistirse durante el camino de regreso a Feudo.
No era normal en mi tratar con animales tan grandes, pero ciertamente creo que se creó algún tipo de vinculo entre nosotros. No trataba de huir cuando bajaba de el y me seguía en los tramos que hacía andando para no cargar a la bestia demasiado.
Creo que cuando llegase a Feudo me la quedaría, a menos que decidiese abandonarme.
A la hora del crepúsculo me hayaba a orillas del puente de Feudo Celestial, pero mis fuerzas desistieron.
Caí de la bestia, rendido ante la incidencia del tiempo.
Estaba demasiado cansado para agarrar las riendas. Necesitaba dormir...
Pero, milagrosamente, el pie de Cole se enganchó en la rienda.
La enorme bestia pudo remolcar hasta Feudo Celestial al fatigado Cole, dejándo atrás, en medio del puente, su ajado sombrero.
Había intentado buscar ayuda en los campamentos de la inquisición repartidos por todo Ferelden, pero en ninguno de ellos me recordaban y me confundían con un vulgar mendigo, así que tube que hacer mas de una parada solo, sin un techo donde dormir bajo la torrencial lluvia que asolaba Ferelden.
La bestia que me acompañaba era bastante mansa, en ningún momento trató de resistirse durante el camino de regreso a Feudo.
No era normal en mi tratar con animales tan grandes, pero ciertamente creo que se creó algún tipo de vinculo entre nosotros. No trataba de huir cuando bajaba de el y me seguía en los tramos que hacía andando para no cargar a la bestia demasiado.
Creo que cuando llegase a Feudo me la quedaría, a menos que decidiese abandonarme.
A la hora del crepúsculo me hayaba a orillas del puente de Feudo Celestial, pero mis fuerzas desistieron.
Caí de la bestia, rendido ante la incidencia del tiempo.
Estaba demasiado cansado para agarrar las riendas. Necesitaba dormir...
Pero, milagrosamente, el pie de Cole se enganchó en la rienda.
La enorme bestia pudo remolcar hasta Feudo Celestial al fatigado Cole, dejándo atrás, en medio del puente, su ajado sombrero.