El tiempo pasa, fluye y se estanca. Es una piedra y a la vez un rio. Mentira, el tiempo no existe. No para ellos. No para él.
Echa de menos el paso del tiempo y el hecho que lo haga es otra prueba de la corrupción que se ha filtrado en sus venas… metafóricamente hablando claro, porqué venas, tener venas, no tiene. No en este momento, al menos.
La divagación sin sentido es algo que se la pegado de su tiempo en el Otro Lado, pero es algo que casi sucede de forma involuntaria y realmente no le importa lo suficiente como para ejercer un esfuerzo consciente como para pararlo.
Alzando lo que vendría a ser la vista en su situación, Gaxkang el Suelto observa silenciosamente en medio de la oscuridad más penetrante la Fortaleza Negra, imperecedera en su inmobilidad; ha existido desde siempre, y siempre ha sido inalcanzable, una ilusión.
Una utopía, quizá, como las que los mortales son tan propensos a utilizar en sus pensamientos.
Los pensamientos son algo que tienen cierta dificultad en casa. Aquí no se piensa, se siente, se construye. Como para demostrar el pensamiento a medio formar, un parpadeo es suficiente como para encontrarse en el viejo cutrichil de Denerim, pero las medidas están todas mal; los muebles, mal colocados y las paredes crean formas extrañas. Ahí hay el pedestal en el que poseyó a ese Mortalitasi arrogante… y allí la tabla de piedra con el epitafio de la tumba de… ¿cómo se llamaba? Ah, sí, Kordillus, Kordillus Drakon.
Pero el cutrichil trae más recuerdos y pronto se forma la imagen de una mujer que el supone “joven”, una guerrera, de porte orgulloso y determinado. Ella y sus amigos… Incluso la imagen no le hace justicia, pero no importa. La guerrera ha llamado su atención, y de la misma manera que con Kordillus o Ameridan, Gaxkang nunca olvida una cara. Y menos de alguien que le ha “matado”.
-Oh, sí, no podemos acabar el baile sin un bis, ¿verdad? – la voz es etérea y claramente no terrenal, reverberando por todos lados. Gaxkang se consiente ese pequeño detalle, secretamente divertido y satisfecho siempre que lo hace. Volutas de color se desprenden de su cuerpo incorpóreo mientras se eleva unos metros a causa de su creciente expectante anticipación.
Si tuviera cuerpo, sus ojos estarían ardiendo; si tuviera cuerpo, otros podrían ver como sus labios habrían formado una mueca, una parodia de una sonrisa. Hay un sentimiento nuevo desde hace poco, un sentimiento que ha acabado inexorablemente con la apatía anquilosada del que se sabe anciano y superior.
Interés y deseos de venganza se cruzan; se unen y se separan. Es difícil distinguir el resultado de la unión, pero una cosa es segura…
-Emma u harel. Garas el banal’ras’an. Nan na nadas!
Echa de menos el paso del tiempo y el hecho que lo haga es otra prueba de la corrupción que se ha filtrado en sus venas… metafóricamente hablando claro, porqué venas, tener venas, no tiene. No en este momento, al menos.
La divagación sin sentido es algo que se la pegado de su tiempo en el Otro Lado, pero es algo que casi sucede de forma involuntaria y realmente no le importa lo suficiente como para ejercer un esfuerzo consciente como para pararlo.
Alzando lo que vendría a ser la vista en su situación, Gaxkang el Suelto observa silenciosamente en medio de la oscuridad más penetrante la Fortaleza Negra, imperecedera en su inmobilidad; ha existido desde siempre, y siempre ha sido inalcanzable, una ilusión.
Una utopía, quizá, como las que los mortales son tan propensos a utilizar en sus pensamientos.
Los pensamientos son algo que tienen cierta dificultad en casa. Aquí no se piensa, se siente, se construye. Como para demostrar el pensamiento a medio formar, un parpadeo es suficiente como para encontrarse en el viejo cutrichil de Denerim, pero las medidas están todas mal; los muebles, mal colocados y las paredes crean formas extrañas. Ahí hay el pedestal en el que poseyó a ese Mortalitasi arrogante… y allí la tabla de piedra con el epitafio de la tumba de… ¿cómo se llamaba? Ah, sí, Kordillus, Kordillus Drakon.
Pero el cutrichil trae más recuerdos y pronto se forma la imagen de una mujer que el supone “joven”, una guerrera, de porte orgulloso y determinado. Ella y sus amigos… Incluso la imagen no le hace justicia, pero no importa. La guerrera ha llamado su atención, y de la misma manera que con Kordillus o Ameridan, Gaxkang nunca olvida una cara. Y menos de alguien que le ha “matado”.
-Oh, sí, no podemos acabar el baile sin un bis, ¿verdad? – la voz es etérea y claramente no terrenal, reverberando por todos lados. Gaxkang se consiente ese pequeño detalle, secretamente divertido y satisfecho siempre que lo hace. Volutas de color se desprenden de su cuerpo incorpóreo mientras se eleva unos metros a causa de su creciente expectante anticipación.
Si tuviera cuerpo, sus ojos estarían ardiendo; si tuviera cuerpo, otros podrían ver como sus labios habrían formado una mueca, una parodia de una sonrisa. Hay un sentimiento nuevo desde hace poco, un sentimiento que ha acabado inexorablemente con la apatía anquilosada del que se sabe anciano y superior.
Interés y deseos de venganza se cruzan; se unen y se separan. Es difícil distinguir el resultado de la unión, pero una cosa es segura…
-Emma u harel. Garas el banal’ras’an. Nan na nadas!
Última edición por Gaxkang el Suelto el Vie Jun 12, 2015 5:15 pm, editado 1 vez (Razón : Olvidé de añadir una cosa xD)