por Seranna Nesihra Sáb Jul 11, 2015 11:30 amEstoy aquí, subida en la rama de un árbol con la mirada perdida, ignorando el paisaje árido de Drithavaren, recordando como se veían las llamas a lo lejos asolando y consumiendo al campamento de mi clan... Solo deseaba que estuvieran ya demasiado lejos de allí, pero no. Cuando llegué, solo vi araveles en llamas, hallas decapitadas y los cuerpos irreconocibles de mi familia. ¡Malditos Shemlem! Son solo monstruos que han ido destruyendo poco a poco lo que hemos construido nosotros. Nos quitaron Arlathan, nos quitaron Los Valles, nos esclavizaron y ahora tienen a los otros en "elferías", apartándonos de su patética civilización construida sobre la nuestra. Vivimos como siervos en Orleis y como esclavos en Tevinter, siendo tratados como animales; no merecen mi compasión, merecen la muerte más lenta y dolorosa que pueda darles.
Ya ha pasado un año desde que los shems exterminaron a los miembros del clan Nesihra, mi hogar, con fuego. No pude hacer nada, salvo llorar de impotencia viendo como las llamas lo consumía todo. Les he dado caza uno a uno y no es suficiente... Me sigo sintiendo miserable y vacía. ¡Esos Shemlems me lo han arrebatado todo! A
Tengo pensado visitar las cenizas de mi clan, pero no me atrevo. Algún día tendré que ir y rezarle a los Creadores por sus almas, cantándoles un Uthenera.
El sol me ciega mientras miro al horizonte con la mirada perdida y decido bajarme del árbol, para ir al sitio donde una vez viví. El camino se hizo desagradable con este calor pegajoso y me costaba avanzar, teniendo que usar mi mano como visera para que el sol no me deslumbrara.
Después de tanto andar, llegué al claro en el que estuvimos viviendo unas semanas. Todo estaba muy diferente... Me entristeció recordar lo bonito que era vivir aquí, pero ahora todo estaba reducido a cenizas.
De repente, la tierra tembló, haciendo que yo me cayera al suelo perdiendo el equilibrio. Vi como los huesos se unían buscando sus otras partes intentado formar cuerpos con restos de ceniza y aterrorizada, intenté comprender lo que pasaba. A mi mente solo vino una palabra: magia. Me levanté de la tierra y desenfundé mi arco largo mientras cogía una flecha de mi carcaj, intentando no pensar en la identidad de esos esqueletos. ¿Era realmente mi clan?
Maté a los esqueletos renqueantes enseguida y agotada, caí rendida al piso, de rodillas. Acababa de matar a mi propio clan, o a lo que quedaba de ellos y alguno de esos huesos podrían haber sido mis padres o mi hermana... Era hora de recitar "Uthenara", sueño eterno.
-Hahren na, melana sahlin. Emma ir abelas, souver'inan isala hamin. Vhenan him dor'felas, in Uthenera na revas. Vir sulan'nehn, vir dirthera, vir samahl la numin, vir lath sav'unin.-Recité el Uthenara mientras me invadía la tristeza.
Las lágrimas me empezaban a salir de los ojos y pronto me invadió la ira, haciendo que continuara llorando de forma desesperada. Me sentía impotente y furiosa. No pude hacer nada por ellos... Nada... Solo era un estorbo para el clan. Debería de haber colaborado más, pero es tarde para arrepentirse; el daño ya estaba hecho.
-¡Aaaaaaaaaah!-grité sintiéndome desolada, mientras me sostenía la cabeza con ambas manos.
Ya ha pasado un año desde que los shems exterminaron a los miembros del clan Nesihra, mi hogar, con fuego. No pude hacer nada, salvo llorar de impotencia viendo como las llamas lo consumía todo. Les he dado caza uno a uno y no es suficiente... Me sigo sintiendo miserable y vacía. ¡Esos Shemlems me lo han arrebatado todo! A
Tengo pensado visitar las cenizas de mi clan, pero no me atrevo. Algún día tendré que ir y rezarle a los Creadores por sus almas, cantándoles un Uthenera.
El sol me ciega mientras miro al horizonte con la mirada perdida y decido bajarme del árbol, para ir al sitio donde una vez viví. El camino se hizo desagradable con este calor pegajoso y me costaba avanzar, teniendo que usar mi mano como visera para que el sol no me deslumbrara.
Después de tanto andar, llegué al claro en el que estuvimos viviendo unas semanas. Todo estaba muy diferente... Me entristeció recordar lo bonito que era vivir aquí, pero ahora todo estaba reducido a cenizas.
De repente, la tierra tembló, haciendo que yo me cayera al suelo perdiendo el equilibrio. Vi como los huesos se unían buscando sus otras partes intentado formar cuerpos con restos de ceniza y aterrorizada, intenté comprender lo que pasaba. A mi mente solo vino una palabra: magia. Me levanté de la tierra y desenfundé mi arco largo mientras cogía una flecha de mi carcaj, intentando no pensar en la identidad de esos esqueletos. ¿Era realmente mi clan?
Maté a los esqueletos renqueantes enseguida y agotada, caí rendida al piso, de rodillas. Acababa de matar a mi propio clan, o a lo que quedaba de ellos y alguno de esos huesos podrían haber sido mis padres o mi hermana... Era hora de recitar "Uthenara", sueño eterno.
-Hahren na, melana sahlin. Emma ir abelas, souver'inan isala hamin. Vhenan him dor'felas, in Uthenera na revas. Vir sulan'nehn, vir dirthera, vir samahl la numin, vir lath sav'unin.-Recité el Uthenara mientras me invadía la tristeza.
Las lágrimas me empezaban a salir de los ojos y pronto me invadió la ira, haciendo que continuara llorando de forma desesperada. Me sentía impotente y furiosa. No pude hacer nada por ellos... Nada... Solo era un estorbo para el clan. Debería de haber colaborado más, pero es tarde para arrepentirse; el daño ya estaba hecho.
-¡Aaaaaaaaaah!-grité sintiéndome desolada, mientras me sostenía la cabeza con ambas manos.
